El llamado

Para Mila:

Escuché que me nombrabas

y, sin embargo,

no acudí a tu voz desesperada

ni a tu llanto.

Tomé calma y cancelé el intento,

porque tu voz,

que se quebraba con el viento,

jamás me quebró.

Te digo que hay cosas, que son y no son.

Como el aroma de la rosa que la mano cortó.

No todo es un grito de ayuda,

aunque pudiera ser.

Pero quiero que estés segura

que, si llamas, te oiré.

Y aunque tome calma y no me acerque,

como un loco a salvarte,

estaré atento, cuidando, aunque me aleje

y aunque no me llames.

Deja un comentario